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miércoles, 9 de marzo de 2011

PROTESTAS DE MUJERES INDIGENAS EN LAS PUERTAS DEL UNITED NATIONS PERMANENT FORUM OF INDIGENOUS ISSSUES






Las mujeres indígenas de EEUU buscan justicia en la ONU

Entre 60 y 80 por ciento de la violencia contra las indígenas estadounidenses es perpetrada por no-nativos

No se pondrá fin a la violencia contra las mujeres nativas hasta que las autoridades federales "eliminen la barrera legal que ata las manos a los gobiernos tribales".


Estados Unidos es objeto de escrutinio internacional por no juzgar a quienes ingresan a territorios indígenas para abusar de mujeres y niñas de esas etnias.

Allí, las indígenas son mucho más vulnerables a sufrir abusos que las mujeres de cualquier otro grupo étnico en el país, según Rashida Manjoo, Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre la Violencia contra la Mujer, sus Causas y Consecuencias.

Entre 60 y 80 por ciento de la violencia contra las indígenas estadounidenses es perpetrada por no-nativos, dijo Manjoo.

La relatora, quien se reunió con varios funcionarios y activistas por los derechos humanos para investigar la situación de las mujeres en Estados Unidos, citó datos que revelan que una de cada tres nativas son violadas a lo largo de sus vidas.

En la mayoría de los casos, los violadores quedan libres porque los ancianos de las tribus tienen potestades limitadas para juzgar a quienes cometen delitos en su territorio. Los pueblos originarios sostienen que les resulta muy difícil obtener ayuda de las autoridades estadounidenses.

“Desde 1978, nuestro gobierno tribal (…) fue despojado de la autoridad para juzgar a violadores y abusadores” que no pertenecen a los pueblos nativos, dijo Terri Henry, concejala de la Eastern Band of Cherokee Indians, tribu asentada en una reserva del oriental estado de Carolina del Norte.

En 1838, cuando los colonizadores europeos obligaron a los cherokees a abandonar sus tierras en el sur, miles de indígenas murieron en su camino a Oklahoma, debido a la falta de alimentos, vestimenta y refugio.

“Como todos los otros estatutos y políticas federales hacia los indígenas, la Ley de Remoción legalizó las muertes de miles de mujeres, hombres, niñas y niños cherokees”, explicó Henry, quien se reunió con Manjoo el mes pasado.

Henry, que también integra el Indian Law Resource Center, dijo que no se pondrá fin a la violencia contra las mujeres nativas hasta que las autoridades federales “eliminen la barrera legal que ata las manos a los gobiernos tribales”.

Los tribunales de las tribus solamente pueden imponer una sentencia de entre uno y tres años. Y en Carolina del Norte, por ejemplo, el delito de violación se castiga con hasta 40 años de cárcel, señaló.

“Así que para la mayoría de las víctimas indígenas, una sentencia de tres años está muy lejos de disponer una justicia igualitaria ante la ley”, agregó.

En enero, el fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, anunció la formación de un nuevo grupo de trabajo para proteger a las mujeres aborígenes de la violencia y los abusos.

“Sabemos muy bien que las comunidades tribales enfrentan desafíos únicos en materia de aplicación de la ley y que se están esforzando por revertir una proporción inaceptable de violencia contra mujeres, niños y niñas”, dijo Holder.

“El grupo de trabajo ha sido una prioridad para mí desde mi visita a los líderes tribales el año pasado”, continuó.

“Es un paso crítico en nuestro trabajo por mejorar la seguridad pública y fortalecer la coordinación y la colaboración relativa a las estrategias de las comunidades tribales para realizar juicios”, agregó.

El grupo de trabajo, de 13 miembros, busca elaborar un manual sobre prácticas judiciales para juzgar en el ámbito federal delitos cometidos contra las mujeres en territorios indígenas.

Incluye al fiscal federal para Nebraska y a fiscales federales adjuntos de otros cinco estados del occidente de Estados Unidos, así como a jueces, fiscales y abogados de varias naciones originarias.

El gobierno del presidente Barack Obama también aprobó la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, lo que fue bienvenido por los líderes de los 370 millones de integrantes de los pueblos originarios del mundo.

La histórica declaración de la ONU, que fue rechazada por el gobierno de George W. Bush (2001-2009), reconoce que los pueblos autóctonos de todo el mundo tienen derecho a controlar sus tierras y a practicar sus sistemas de creencias tradicionales.

“La Declaración puede usarse como base para reclamar que el gobierno federal cumpla sus responsabilidades para con las tribus y sus obligaciones de promover y respetar los derechos humanos de las naciones y tribus indígenas”, dijo Robert T. Coulter, director ejecutivo del Indian Law Resource Center.

Durante su visita de dos semanas a territorios originarios de Estados Unidos, la relatora especial de la ONU también enfatizó que el racismo y la pobreza son problemas profundamente arraigados.

De las más de un millón de mujeres que actualmente están bajo supervisión del sistema de la justicia penal, por ejemplo, las negras y latinoamericanas representan 46 por ciento. Y la vasta mayoría de ellas han cometido delitos no violentos.

Manjoo tiene previsto presentar su informe al Consejo de Derechos Humanos, con sede en Ginebra, en los próximos tres meses.

Mientras, Henry describió la situación de las mujeres indígenas en Estados Unidos como “una crisis de derechos humanos”.

“Estamos contentas de que el resto del mundo esté empezando a prestar atención”, dijo.

Fuente: periodismohumanoonline (España)

para HUIRSE BELLINA JORGE ALBERTO

DIRECTOR & REDACTOR RESPONSABLE

FORO INDIGENA INTERAMERICANO

jueves, 17 de febrero de 2011

PUEBLOS ORIGINARIOS - ARGENTINA

ARGENTINA


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Es un país federal con una población de 40 millones de personas de las que 600.329 son consideradas descendientes o pertenecientes a uno de los pueblos indígenas reconocidos: atacama, ava-guaraní, aymara, calchaquí, chané, charrúa, chorote, chiriguano, chulupí, comechingón, diaguita, guaraní, huarpe, kolla, lule, mapuche, mbyá guaraní, mocovi, nivaclé, omaguaca, ona, pampa, pilaga, querandí, rankulche, tapieté, tehuelche, toba-qom, tonicote, tupí guaraní y wichí [1]. El censo incluye en el apartado de “otros” a los pueblos abaucán, abipón, ansilta, chaná, inca, maimará, minuán, ocloya, olongasta, pituil, pular, sanavirón, sashagan, tape, tilcara, tilián y vilela especificando que no se les ha contabilizado de forma individual debido a la “escasa cantidad de casos muestrales” y considerar que el número total de componentes de estos pueblos es de 3.864 personas. Los mapuche, con una población censada de 113.680, son los más numerosos y en sus dos terceras partes viven en la provincia de Neuquén.

No obstante, las organizaciones indígenas no consideran que sea éste un número creíble no sólo porque critican la metodología empleada para cuantificarles, sino porque en zonas urbanas donde vive gran cantidad de gente indígena la encuesta no pudo realizarse de manera intensiva y porque existen aún en el país muchas personas que disimulan su identidad indígena por temor a ser discriminadas. A buen seguro que tienen razón puesto que un estudio reciente de la Universidad de Buenos Aires establece que el 56% de los argentinos tiene “al menos un ancestro indígena”.

La mayoría de estos pueblos son transfronterizos, habitantes de regiones como el Chaco (a caballo entre Paraguay, Bolivia y Brasil) o la Patagonia (con Chile). Nómadas o sedentarios, cultivadores de tierra o cazadores-recolectores todos ellos se aferran a sus tierras, a su hábitat y luchan por conservarlo y expandirlo sin concebir el mismo como un bien económico, sino como un espacio de vida. Los mapuche, toba y kolla son los más numerosos de entre los censados mientras que los pueblos tapieté y ona son los que cuentan con menos integrantes, en cifra inferior a los 600 cada uno de estos pueblos. El número de lenguas es de 15, agrupadas en 7 familias lingüísticas.

A partir de la década de 1990, coincidiendo con el inicio del cambio en la normativa internacional impulsado por el Convenio 169 de la OIT, se produjeron avances en el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas en Argentina aunque aún no se había adherido formalmente al mismo. El acceso al territorio y puesta en marcha de sistemas de salud y educación interculturales, junto a la implementación de un sistema de consulta previa, libre e informada ante cualquier iniciativa que los afecte son algunos de ellos, así como el derecho a la propiedad y posesión sobre las tierras que tradicionalmente ocupan, al reconocimiento de la personalidad de sus comunidades y a la participación en la gestión de sus recursos naturales. Este proceso se inició a partir de la reforma constitucional de 1994 y la ratificación del Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales de la OIT, en el año 2000, no necesariamente se tradujo en políticas públicas. No se puede decir, por lo tanto, que Argentina esté atravesando una etapa de “revalorización” de los indígenas en el terreno económico o político. En la estructura federal del Estado, el Congreso tiene competencia para dictar las leyes que reglamenten el nivel mínimo de realización efectiva de los derechos de los pueblos indígenas y las provincias, concurrentemente, pueden dictar normas que sostengan una mayor protección. Sin embargo, no es así y en la práctica el reconocimiento de estos derechos es tan bajo que la mayoría de ellos, incluyendo los fundamentales, carecen de reglamentación legislativa.

Las principales decisiones oficiales en donde se hallan comprometidos la supervivencia, la dignidad y el bienestar de los pueblos indígenas son adoptadas por los poderes públicos provinciales legislativo, ejecutivo y judicial con un altísimo nivel de vinculación política, económica e ideológica con los grupos privilegiados beneficiarios de las injusticias históricas cometidas en contra de los pueblos indígenas. Es algo que denunció ya en 2003 el Movimiento Ecuménico de los Derechos Humanos, una institución que desde 1997 se viene significando en el apoyo a las reclamaciones de los pueblos chorote, wichí, guaraníes y qom-toba, y que tenía que ver con la inacción gubernamental y provincial en adecuar la legislación interna al Convenio 169 de la OIT en aspectos clave para los indígenas como los derechos de participación y a la consulta previa en explotaciones mineras, hidroeléctricas y madereras.[2]

La resistencia a incorporar las normas internacionales al derecho interno no se traducía siquiera ni en la cuestión educativa puesto que la escolaridad primaria completa aún a día de hoy es muy baja; menores todavía los resultados en educación secundaria, y son casi inexistentes si se habla de educación superior, por hablar sólo de la cultura y la lengua, la cuestión estrella para la mayoría de los países cuando se refieren a los pueblos indígenas y la protección de sus derechos. Además, a primeros de 2010 el 90% de la población originaria en Argentina no recibía aún clases en su lengua de origen, lo que pone de manifiesto la falta de maestros de los diferentes pueblos y nacionalidades y de cargos docentes para este fin a pesar de las buenas intenciones legislativas a nivel federal.

Los pueblos indígenas han visto cómo se ha ido incorporando, con cuentagotas, alguno de sus derechos al ordenamiento legal. Si como muestra vale un botón, baste señalar lo que viene ocurriendo desde que a finales de 2006 el Congreso promulgó la ley de Emergencia sobre Posesión y Propiedad de las Tierras Comunitarias Indígenas, que generó unas grandes expectativas sobre el reconocimiento de las tierras de los pueblos originarios puesto que suspendió la ejecución de sentencias y actos de desalojo por un lapso de tiempo de cuatro años para realizar una titulación de las tierras indígenas que antes hubiesen sido inscritas como particulares.

Se establecía que el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) era el encargado de hacerlo, de forma conjunta con el Consejo de Participación Indígena. Esta instancia, creada en el año 2004, es un órgano colegiado de 83 representantes, entre titulares y suplentes en representación de cada pueblo originario y provincia, elegidos por las comunidades indígenas. También se creó una Dirección de Pueblos Originarios y Recursos Naturales presidida por un dirigente del pueblo mapuche y un Fondo Especial para la Asistencia de las Comunidades Indígenas por el que se pretendía consolidar la posesión tradicional de las tierras que ocupan comunidades originarias, los programas de regularización dominial (tierra de propiedad plena de la comunidad o del individuo) de tierras fiscales provinciales y nacionales y la gestión de compra de otras tierras aptas y suficientes para el desarrollo humano. Pero todas estas instituciones pronto terminaron convertidas en instancias poco más que decorativas. El INAI no era autónomo dado que las formas de elegir la representatividad indígena se halla en manos del Estado y no de los propios pueblos representados, tal como denunció el Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación Racial en uno de sus últimos informes.[3] La crítica de este organismo de la ONU implicaba que a pesar de que esa instancia se presentaba por el gobierno como un proceso de protagonismo de las comunidades y pueblos indígenas, en realidad era un organismo “intervenido por decisiones externas a los pueblos”. Lo que debería ser el principal espacio de presencia indígena en Argentina, a nivel estatal, quedaba reducido a una instancia cosmética. Y si esto es así en el Estado, no cuesta mucho imaginar que en las provincias, donde se adopta la mayoría de las decisiones relativas a los pueblos originarios, la participación indígena es de similar o inferior nivel o simplemente no existe, tal como ocurre en Neuquén. La situación en esta provincia se abordará más abajo con algunos ejemplos.

Con unas instancias decorativas antes que prácticas la ley de Emergencia sobre Posesión y Propiedad de las Tierras Comunitarias Indígenas fue boicoteada desde el primer momento por los propios gobiernos provinciales, que cedieron a la presión de los grandes grupos oligárquicos ante el temor que el cumplimiento de dicha ley pusiese de manifiesto la apropiación fraudulenta de esas tierras tras el proceso de independencia de la colonia y, de forma especial, a raíz de la campaña militar de ocupación de los territorios indígenas llevada a cabo entre 1879 y 1885. Se dificultaron los procesos de titulación de las tierras reclamadas por las comunidades originarias -ahora en manos de corporaciones y propietarios privados y entidades públicas- y ello llevó a la continuación de los desalojos y la represión contra los movimientos indígenas en todos los ámbitos, privados y oficiales, y en todas las provincias. Había casos que llevaban 20 años en los tribunales y seguían sin resolverse, como era el caso de una reclamación mapuche en Río Negro. Había otros en los que se obstaculizaban, negaban o rechazaban las demandas que se presentaban sobre la propiedad de la tierra indígena. En muchas comunidades se intimidaba, presionaba y perseguía a quienes insistían en sus denuncias o se les iniciaba un procedimiento penal por “usurpación de tierras”. O se llegaba a extremos de verdadero esperpento dentro de la tragedia que suponía para los pueblos indígenas cuando grandes empresas ponían algunas tierras a disposición de los pueblos originarios, como sucedió en 2006 en la provincia de Chubut, para que familias mapuche “desarrollaran sus procesos productivos”. Se vendió como un importante gesto de responsabilidad social por parte de la empresa y tuvo una gran acogida dentro de los medios de comunicación. Lo que sucedía es que esas tierras eran cualquier cosa menos productivas y por ello mismo los mapuche rechazaron tan generosa “donación”.[4]

Muchas de las tierras en litigio se consideraron “fiscales”, es decir, que el gobierno local tenía potestad de decidir a quién se las entregaba y en su mayoría se hizo “a terceros no indígenas”. De nuevo la ley y la trampa con los pueblos originarios. Sin embargo, éstos no cejaron en sus reivindicaciones y fue en una de las provincias, Jujuy, donde los indígenas pudieron ver por vez primera cómo la justicia obligaba al gobierno provincial a entregar un lote de tierras de los territorios ancestrales a los pueblos kolla, atacama, ocloya, omaguaca, quechua, tilián y guaraní al aplicar las disposiciones del Convenio 169 de la OIT. Era un fallo histórico por ser el primero en Argentina que emitía disposiciones generales para hacer efectiva la entrega de las tierras a las comunidades, a quienes reconocía como sujetos de derecho colectivo y como actores fundamentales en el proceso de definición de políticas públicas orientadas a cumplir con el marco jurídico que tutela sus derechos. Se resolvía así un largo pleito en el que las comunidades indígenas no sólo denunciaban el incumplimiento por parte del Estado si no que constataban cómo a través de órganos como el Instituto Jujeño de Colonización y la Dirección de Inmuebles la provincia vulneraba sus derechos al entregar a “terceros no indígenas” tierras en lugares señalados como territorio de las propias comunidades. Hasta ese momento, la provincia de Jujuy sólo había entregado tres títulos de propiedad comunitaria (y habían transcurrido seis años desde la ratificación por Argentina del Convenio 169 de la OIT).

Mientras, continuaba el saqueo de las riquezas naturales de los territorios indígenas. Una de ellas, la madera. La Ley de Bosques Nativos se había aprobado en 2007, pero aún no se había procedido a su reglamentación y ese vacío fue llenado con camiones y camiones de madera puesto que los gobiernos provinciales, como el de Salta, otorgaron casi a mansalva permisos de desmonte en cifras que superaban lo normal, si se entiende por normal el hecho de haberse producido, en el momento de aprobación de la ley a nivel federal, un aumento del 570% en esos permisos.

No era solo la madera. También el petróleo y el gas. Los mapuche denunciaron que se negociaba la extensión de concesiones petrolíferas que afectaban a 14 de sus comunidades y transnacionales como Repsol-YPF y Petrobras lograban prórrogas de hasta 10 años en sus concesiones. Las explotaciones agropecuarias, mineras y forestales crecían a un ritmo vertiginoso, tanto como para que Argentina pudiese presumir de un crecimiento económico que parecía imposible en un país que unos pocos años antes estaba sumido en una crisis económica y financiera desconocida (el llamado “corralito”). Un crecimiento que iba aparejado de altísimos niveles de deforestación (con pérdida del 75% de los bosques nativos originales[5]) y una expansión de la frontera agropecuaria hacia los territorios indígenas, además de la ya consabida acción económica de las empresas extractivas puesto que, según la Secretaría de la Minería de la Nación, el 75% de la superficie de Argentina se encontraba “inexplorada”.

No obstante, y pese a que el nivel organizativo de los indígenas era muy débil a nivel nacional dado que se centraban en la defensa de sus intereses más inmediatos, en los lugares en que viven se lograron acuerdos a nivel de pueblo (Coordinadora de Organizaciones Kollas Autónoma, Confederación Mapuche del Neuquén) que dio fuerza a su reivindicación territorial logrando algunos éxitos parciales y concretos –con Jujuy como ejemplo- que sirvieron para que se pudiese lanzar una nueva ola de denuncias sobre sus territorios. Ello obligó al gobierno federal a aprobar leyes, como la de Emergencia de la Propiedad Comunitaria que ordenaba paralizar los desalojos de comunidades indígenas por un período de 4 años y realizar un “relevamiento” (estudio jurídico-técnico y catastral) de las tierras que tradicionalmente ocupan -con lo que se dejaba fuera las reivindicaciones de territorios ancestrales- durante los tres primeros años de la ley, o la que obligaba a los gobiernos provinciales a poner en marcha las medidas aprobadas y que fue adoptada prácticamente por unanimidad en el Congreso, con sólo 3 votos en contra. El gobierno federal, además, hizo un intento de incentivar la inscripción y reconocimiento de las comunidades indígenas en Argentina, contabilizando en todo el país 550 de las que entre 2007 y agosto de 2008 se habían inscrito 230 legalmente.

El gobierno mostraba buenas intenciones, tal y como testificaban los organismos internacionales tras votar a favor de la DDPI, pero era incapaz de reglamentar la aplicación de las leyes y lograr que se cumplieran por parte de las administraciones intermedias. En 2010 sólo 8 de las 23 provincias se mostraban dispuestas a cumplir los preceptos legales. Un ejemplo es que el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas sólo podía llevar a cabo con cierto grado de compromiso sus proyectos en esas ocho provincias, y eso no sin dificultades puesto que o bien no llegaban los fondos acordados o bien la burocracia retrasaba los proyectos, como ocurrió en Santa Cruz con los pueblos mapuche y tehuelche. Algunos de los pueblos originarios argentinos han llevado sus casos a organismos internacionales, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, pero no han conseguido nada hasta el momento. Por todo ello, el gobierno no ha tenido más remedio que prorrogar hasta el 2013 todas las disposiciones de la ley, en especial la suspensión de desalojos y el programa de delimitación de tierras.

Mucho tiene que ver en lo ocurrido el monocultivo de la soja, una de las principales fuentes de exportación en la Argentina actual. En los últimos catorce años, Argentina ha vivido una expansión sin igual de este cultivo hasta llegar a los 18 millones de hectáreas que son, ni más ni menos, que el 50% del total de las tierras cultivables del país. Esta expansión hacia tierras casi vírgenes provocó enfrentamientos con los pueblos originarios (se calcula que serían unas 42 millones de hectáreas las cubiertas por bosques nativos), lo que llevó al Gobierno federal a aprobar en 2008 la Ley de Bosques.

En virtud de ella, se dictaba una moratoria en la tala y desmonte hasta que cada provincia realizase “de manera participativa” un plan de uso sustentable de los bosques nativos y se facultaba a los gobiernos provinciales no sólo para crear un fondo económico para preservar los bosques nativos, donde se ubican gran parte de los poblados de los indígenas, sino para decidir qué uso se les daba. Con esta ley, enmarcada en la Declaración de Derechos de los Pueblos Indígenas aprobada por la ONU un año antes, debían ser los pueblos indígenas quienes administrasen los recursos de “sus” bosques. Pero ni la ley ni las sentencias judiciales arredraron a los gobiernos provinciales ni a los terratenientes, que continuaron con el desmonte para ampliar el terreno de cultivo de la soja. El caso más llamativo se produjo en la provincia de Salta, una zona donde viven nueve de los pueblos indígenas de Argentina, y en la que se autorizó el desmonte de 400.000 hectáreas de bosque nativo. Los indígenas recurrieron, pero cuando la justicia paralizó el desmonte ya habían sido deforestadas 153.000 hectáreas.

La expansión del cultivo de soja estuvo en el origen del conflicto entre los “ruralistas” y el gobierno argentino durante la última mitad de ese año 2008, sin que los intereses de los pueblos originarios fuesen tenidos en cuenta lo más mínimo.

Y así ocurre también con los territorios indígenas con recursos naturales. Las disposiciones relativas a los recursos, especialmente la legislación de hidrocarburos, el código de minería, y los códigos de aguas y leyes de tierras provinciales, en ningún caso han incorporado los derechos de propiedad, consulta y participación que establecen tanto la Constitución como el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo y los demás tratados internacionales de derechos humanos. La legislación reglamentaria interna, nacional y provincial, carece de la mínima adaptación a dichas normas. Esta omisión legislativa origina numerosos abusos por parte de las empresas extractivas y de los gobiernos provinciales, quienes no se consideran obligados al cumplimiento de las obligaciones internacionales. Es el caso de lo que sucede con la minería o los hidrocarburos. Por ley, son los gobiernos de las provincias quienes tienen la propiedad de esos recursos y, como con el caso de la soja, por esta razón tampoco se ha contado con los intereses de los pueblos indígenas. En provincias como Chubut y Río Negro los gobiernos provinciales facilitaron en 2008 a una transnacional canadiense, Aquiline Resources, el control de 500.000 hectáreas de terreno, en su gran mayoría indígena, para exploración minera y prácticamente gratis puesto que sólo el 3% de los beneficios, si les hubiese, revertirían en la provincia.[6] El poder de los gobiernos provinciales es tal que prácticamente obligaron a la presidenta Cristina Fernández a vetar, en noviembre de ese año, una ley adoptada por amplia mayoría en el parlamento federal que restringía la actividad minera y la perforación petrolera en los glaciares del país y, en concreto, en la cordillera de los Andes donde otra transnacional canadiense, Barrick Gold, impulsa un importante proyecto minero. Los gobernadores habían llamado a la rebelión si la presidenta no vetaba una ley que “amenazaba” sus proyectos de desarrollo y a la que consideraban “excesiva” por prohibir la explotación minera o la perforación petrolera en los glaciares, al dar preeminencia a los aspectos ambientales sobre los económicos.

El caso de los glaciares ponía de manifiesto cómo la sobreexplotación de los recursos naturales ha llevado a la necesidad de buscar nuevos lugares de explotación tanto de minerales como del petróleo y gas. De los primeros -y aprovechando las facilidades otorgadas por el gobierno federal, que permite a las compañías mineras explorar los recursos disponibles en ni más ni menos que 5.000 kilómetros de la cordillera de los Andes, prácticamente toda su extensión- las provincias han comenzado a autorizar empresas mineras en territorios indígenas kolla (en Jujuy) o ampliar la minería del cobre a cielo abierto en la Patagonia y así se ha entrado en conflicto con los mapuche, que llevaron el caso del cobre a los tribunales logrando un momentáneo éxito al paralizar uno de estos proyectos en Neuquén, aunque ello provocó que el parlamento de esta provincia aprobase, con carácter de urgencia, una modificación de la ley que daba vía libre al proyecto estableciendo controles sobre el impacto medioambiental. De los segundos, en algunos lugares se ha obligado a las comunidades a firmar acuerdos con las petroleras, como también ha sucedido en Neuquén.

El caso de esta provincia es significativo de lo que ocurre en Argentina. La constitución de Neuquén –equivalente a lo que en el Estado español serían los estatutos de autonomía- reconoce todos los derechos de los pueblos indígenas que habitan en esta provincia, incluyendo la “personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocupan” y añadiendo que ”ninguna de ellas será enajenable, ni transmisible, ni susceptible de gravámenes o embargos”, para lo que la provincia “asegurará su participación [de los indígenas]en la gestión de sus recursos naturales y demás intereses que los afecten, y promoverá acciones positivas a su favor”. Pero cuando estos pueblos, como fue el caso mapuche, se acogen a la ley esta, simplemente, se cambia, modifica o “reforma”. De forma muy democrática, eso sí.

Se da la circunstancia de que el nombre de esta provincia es de origen mapuche (Newken), al igual que la mayoría de sus ciudades (Zapala, Añelo, Chos, Cutral Co, Malal son sólo algunas), ríos (Limay, Aluminé, Chimehuin…), lagos (Traful, Meliquina, Curruhue…) y montañas (Domuyo, Cochicó, Palao…). A pesar de ello, la política oficial es “invisibilizar” a los mapuche. Está bien que se refleje su influencia en la historia y en la toponimia de la provincia, pero no que existan físicamente como individuos y, menos aún, como pueblo. Y eso a pesar que se trata de una de las principales provincias del país en orden a la presencia indígena, que llega a ser mayoritaria en algunas zonas concretas de una provincia que tiene una población indígena que supone el 20% del total de sus habitantes y, como se ha dicho al comienzo del relato de este país, en ella residen dos tercios del total de los indígenas mapuche en Argentina.

Neuquén no es más que el exponente, si se quiere el más duro, de lo que ocurre en Argentina con los pueblos indígenas. Si éstos organizan una movilización contra la minería en sus tierras, el gobierno facilita una “contramanifestación” a la que acuden empresarios, trabajadores mineros, profesores y estudiantes de diferentes ingenierías.[7] Si protagonizan una toma colectiva de tierras se los encarcela porque jueces y políticos consideran que “no es admisible” el ejercicio directo de esos derechos o bajo la acusación de “protesta excesiva” (sic) cuando intentan oponerse a los desalojos de lo que consideran sus tierras por parte de los terratenientes locales.[8] A pesar de todo, los mapuche han conseguido recuperar casi la mitad de las 114.000 hectáreas de lo que consideran sus territorios ancestrales.

La contestación indígena ante la generalización de este tipo de situaciones, en forma de movilizaciones duramente reprimidas la mayoría de ellas, llevó a la Confederación Mapuche del Neuquén a tomar dos iniciativas que han puesto en un serio aprieto al gobierno federal y al gobierno provincial. La primera, la creación del Observatorio de Derechos Humanos para los Pueblos Indígenas en 2009 con el objeto de realizar un soporte, en los ámbitos jurídicos y de las ciencias sociales, para el cumplimiento efectivo de los derechos de los pueblos indígenas en la región. En el informe 2009-2010, circunscrito a esta provincia, se documenta la “discriminación institucionalizada” puesto que no existen espacios dedicados exclusivamente a la elaboración de política indígena, ni se han creado áreas específicas para el tratamiento de las problemáticas que afectan a las comunidades indígenas, ni agencias públicas en donde se analicen las políticas que las involucran. Un ejemplo es que el presupuesto provincial no contempla ninguna partida para sostener el funcionamiento de las instituciones propias del pueblo mapuche, ni reservas especiales para atender a la aplicación de pautas diferenciadas para las áreas y reparticiones que traten con sus comunidades.[9] La segunda, la solicitud de intervención de la ONU para frenar los abusos, la discriminación y la criminalización de todos los pueblos originarios en Argentina, no sólo de ellos.[10]

El Relator Especial de la ONU sobre la Situación de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales de los Indígenas tiene que intervenir ante esta solicitud, en la que hay denuncias concretas de discriminación racial y falta de respeto a la identidad cultural mapuche por parte del gobierno de Neuquén así como falta de titulación de territorios comunitarios “con la consecuente ausencia de protección de los derechos territoriales frente a los avances de los apropiadores ilegítimos, las empresas extractivas, las corporaciones turísticas y forestales”. Esto se traduce en que sólo cuatro de las 54 comunidades indígenas de la provincia cuentan con una titulación legal de sus tierras nueve años después de la ratificación por Argentina del Convenio 169 de la OIT y dos tras el voto favorable a la DDPI de la ONU. En el caso de los mapuche, aunque hayan recuperado más o menos la mitad de lo que consideran sus tierras, están en una situación de alegalidad y con procedimientos judiciales de desalojo pendientes de ejecución.

En los umbrales de la celebración del bicentenario de Argentina como estado independiente tanto el gobierno federal como el provincial tenían que reaccionar si no querían que esos fastos que se preparaban quedaran deslucidos por las reivindicaciones indígenas. No habían transcurrido dos semanas desde la interposición de esa denuncia ante la ONU cuando ya se había anunciado la formación de una serie de mesas sectoriales en casi toda la provincia.[11] Un mes después, la Defensora General de la Nación hacía un llamamiento a todos los defensores públicos a “resguardar los derechos de los pueblos originarios y su efectivo acceso a la justicia” al constatar “dificultades respecto del efectivo goce de los derechos humanos y libertades fundamentales sin obstáculos ni discriminación, y también respecto de la igualdad ante la ley”.[12] Si lo que se pretendía con ello era parar la respuesta de la ONU, se falló. El Comité para la para la Eliminación de la Discriminación Racial (CEDR) veía con seria preocupación el hecho de que las provincias, y en concreto Salta, Formosa, Jujuy, Tucumán, Chaco y Neuquén se negasen a implementar las leyes federales que recogen los derechos indígenas sobre el control de los recursos naturales y recomendaba a Argentina frenar los desalojos y asegurar la propiedad comunitaria de estos pueblos. En caso de ser necesario ese desalojo, el CEDR estipulaba una “indemnización adecuada y reubicación en lugares dotados de servicios básicos, como agua potable, electricidad, medios de lavado y saneamiento, y servicios adecuados, entre otros escuelas, centros de atención sanitaria y transportes”,[13] con lo que se ponía de manifiesto que era una situación que no se producía en los desalojos efectuados hasta ese momento.

Es en este contexto en el que se ha iniciado el año 2010, el año del bicentenario de la independencia de la metrópoli española. El movimiento indígena está a la ofensiva y el Estado, a la defensiva. Se ha tenido que paralizar más de una explotación minera (Jujuy), se avanza en un proyecto de ley para transferir tierras de parques nacionales a comunidades mapuche (Neuquén) y se reglamenta la consulta previa a las comunidades. Este ha sido el momento elegido por los pueblos indígenas para establecer alianzas entre ellos (caso de los diaguita, kolla, mapuche y toba) e intentar llegar a acuerdos con los movimientos sociales con la finalidad de avanzar hacia una nueva “refundación” de Argentina que tenga en cuenta la plurinacionalidad y una nueva relación basada en el cumplimiento de la deuda histórica con los pueblos indígenas.

[1] Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Resultados de la Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas. www.indec.mecon.ar/webcenso/ECPI/index_ecpi.asp

[2]Telam Buenos Aires, 29 de julio de 2003.

[3] CERD. Examen de los informes presentados por los Estados partes de conformidad con el artículo 9 de la Convención. Observaciones finales. Argentina. 16 de marzo de 2010.

[8] En el Expediente N° 3.383 del Juzgado Correccional de Cutral Co se imputó a dos representantes de la Comunidad Huenctru Trawel Leufú por haber “amenazado e intimidado” a empleados de la empresa de Seguridad Sacatuk S.R.L., que había sido contratada por Petrolera Piedra del Águila S.A. con el objeto de hacer valer la concesión para la exploración petrolífera que el Estado otorgó sin consultar, como establece la ley, con la comunidad. No se admitió que los mapuche hubiesen actuado en legítima defensa de sus derechos.

[10] Confederación Indígena Neuquina-Confederación Mapuche de Neuquén. “Discriminación, Desalojos Forzados y criminalización de Pueblos Indígenas en Neuquén, Argentina”. 5 de agosto de 2009.

[13] Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de la ONU. 76º período de sesiones. 15 de febrero a 12 de marzo de 2010. CERD/ C/ARG/CO/19-20

viernes, 5 de diciembre de 2008

EL TERRIBLE RETO DE LAS MARCAS CHINAS Y LA GLOBALIZACION








“Made in China” figura en gran parte de las etiquetas de nuestros productos, pero a pesar de su extendida presencia, infunde en los consumidores dudas sobre la calidad y seguridad.



Las connotaciones negativas representan ahora la principal asignatura para los directivos chinos, que se plantean operar globalmente bajo sus propias marcas.



La imagen de China está fuertemente condicionada por el concepto “barato”.



Pero realmente los precios bajos no tienen por sí mismos connotaciones negativas e incluso pueden estimular el consumo, como ocurre con la marca sueca Ikea.



Sin embargo y como se ha demostrado en el estudio realizado por la consultora Interbrand, en el caso de China lo “barato” se vincula con una ausencia de calidad y transmite inseguridad a los consumidores.
Los últimos juegos olímpicos fueron un gran éxito y sirvieron para que China impresionara al mundo demostrando su desarrollo creativo y tecnológico.



De hecho, estudios realizados inmediatamente después de su celebración reflejaron una imagen más positiva del país, casi diez puntos por encima del mismo estudio realizado justo un año antes. No obstante, esta mejora en la imagen del país se vio pronto eclipsada por el escándalo de la leche en polvo que, según el 66% de los encuestados, perjudicó a la denominación de origen “made in China”.



Categorías con mayores posibilidades de éxito



Las marcas chinas deben sacar provecho de la globalización como proveedores y fabricantes para otras firmas, mejorando sus procesos de producción y elevando sus estándares de calidad.



En algunas categorías tecnológicas como en teléfonos, electrodomésticos o PCs la denominación de origen China tiene una buena reputación, dado que más de la mitad de los productos que se venden en el mundo están fabricados por el gigante asiático.



De hecho y como indica Gonzalo Brujó, consejero delegado de Interbrand, “marcas chinas como Lenovo o Haier tienen un alto reconocimiento y se consideran embajadoras chinas en el mercado global”. Mercados emergentes, una puerta al mercado global



La demanda de los mercados europeos y norteamericanos ha derivado en el desarrollo de China como potencia mundial.



No obstante, la confusión financiera, la alta competitividad y los mercados proteccionistas están dificultando la evolución en la cadena de valor de las marcas chinas y obligándoles a localizar nuevos mercados. El estudio “Made in China 2008” de Interbrand recomienda como alternativa para mantener el ritmo de desarrollo operar en mercados emergentes, más receptivos a la oferta proveniente de China y con una actitud más favorable hacia sus bajos precios.



Se detecta que China ya ha comenzado a tomar medidas, cada vez tiene mejores acuerdos de cooperación con otras regiones de Asia-Pacífico y ha empezado a establecer vínculos con otros mercados emergentes como Rusia, África o el Medio Este. Una personalidad fuerte y atractiva



Las marcas chinas carecen de una personalidad convincente y pocos de sus atributos resultan atractivos para impulsar la decisión de compra. No han sido capaces de hacerse un área en la mete del consumidor y llenarla de valores positivos.



Sin embargo, Gonzalo Brujó cree que estas marcas no tardarán en replatearse su identidad y añade “será interesante ver cómo localizan un posicionamiento que vaya más allá de su producto, con unos intangibles que encajen con su identidad y conecten con su público objetivo”.



Esta nueva identidad de marca, para hacerse efectiva deberá comunicarse a través de una estrategia de comunicación que permita llegar con éxito a sus distintas audiencias.Papel del gobierno para realzar las marcasEl estudio Mejores Marcas Globales de Interbrand evidencia que la imagen de un país está estrechamente vinculada con la imagen de sus marcas.



Este mismo criterio podría aplicarse a China y sus marcas, beneficiándose la imagen del país a través de sus marcas comerciales.



El gobierno chino debe tener este fenómeno en cuenta y contribuir con las marcas chinas en su esfuerzo por participar de la globalización a través de su liderazgo, supervisando la calidad de sus productos, organizando las asociaciones industriales o colaborando públicamente a la hora de mejorar la imagen del “made in china”. Construir marcas, primer paso



Las marcas chinas líderes deben aprender a crear y gestionar su valor de marca a escala global. Es el momento para que las empresas chinas se replanteen sus estrategias de marca y aprovechen los ejemplos que brindan las poderosas marcas que han cosechado éxito a escala mundial.



Todavía estamos lejos de que las marcas chinas figuren en el ranking de las Mejores Marcas Globales, pero las lecciones de este estudio están claras y pueden servir de referencia: las marcas fuertes conocen sus fortalezas y debilidades y trazan minuciosas estrategias que impulsan su valor de marca hacia el futuro.



Con la caída de la economía global, los cambios en la percepción del “made in China” y la aceptación de sus marcas no pueden hacerse esperar. El primer reto será apostar por la calidad y la seguridad de sus productos. La definición de unos estándares estrictos, el compromiso activo con la protección medioambiental y la responsabilidad social serán aspectos sociales importantes para cualquier marca que quiera prosperar e indispensables para aquellas que quieran modificar su percepción en otros países.



El gobierno chino puede jugar un papel importante en estos momentos críticos.



Su liderazgo puede ayudar impulsar la demanda interna y mejorar la competitividad de las empresas para competir a nivel global. También podría crear una agenda nacional y, así como Alemania es reconocida por sus motores, Japón por la innovación y Corea por el diseño, identificar que un ámbito donde China pudiera destacar, estimulando a las empresas chinas a salir y hacer de sus marcas enseñas globales.



“Éste es el momento para que el gobierno chino establezca unos estándares de calidad altos y rigurosos, que sirvan como cimientos del éxito que alcanzarán sus marcas en un futuro próximo” termina Gonzalo Brujó.

Descargar informe completo (Inglés)

Fuente: Interbrand On Line



para HUIRSE BELLINA JORGE ALBERTO



REDACTOR RESPONSABLE



jueves, 26 de junio de 2008

DE COMO UN TAXISTA ARGENTINO LE ROBO EL TRONO A UNA REINA






María Carolina Borrini nació hace 21 años en la provincia de Formosa.


Cursa el 4to. año de arquitectura y urbanismo en la universidad nacional del nordeste.


Mide 1,70 mts., su ojos marrones contrastan con el castaño claro de sus cabellos.


Sus medidas: 87/60/90. Una Venus


Sus bailes preferidos son el Hip Hop y el R&B, y dada su incipiente edad tiene demasiados trofeos ganados en buena ley a nivel nacional.

Con soltura y profesionalidad se lanzaba como honorable representante de Argentina, en el concurso Miss América Latina 2008, que se realiza esta noche en el Barceló Bávaro Convention Center , en Punta Cana, República Dominicana.

Tuvo el apoyo incondicional de Edith Foresi ex miss Argentina Latina 2007, coronando a Carolina Borrini como Miss Argentina Latina año 2008, y presintiéndola ganadora de ese concurso internacional.

Yo, no tuve inconvenientes en buscar por toda la web, darle mis augurios a Caro como un triunfo asegurado.

La triste realidad es que Carolina con todo su equipaje, su pasaporte para el vuelo, y el dinero justo juntado con bastante sudor, se dirigió al aeropuerto.

Con sus ansias de ganar o ganar, tomó un taximetro; impensada e inocente abonó su viaje.

Como el chofer no tenía cambio, Caro bajó a buscarlo dejando todo en ese vehículo.

Cuando regresó, ni el taxi, ni el taxista argentino, ni nada.

Todo le fué robado, por un... me lo aceptás?: "Un mal nacido".

Sin ayuda de ningún organismo provincial ni nacional

Sólo el consuelo de Edith Foresi quién en contacto con la organizadora del Certamen la señora Acirema Ayaleto, lograron retrasar 7 días la elección hasta hoy, 28 de junio de 2008.

Solamente dos únicas mujeres en ayuda de la posible ganadora.

La Nación, la Provincia, ni ningún estamento político ayudó.

No voy a negar que en mi nota publicada quejándome por la NO inclusión de Argentina, en Miss América Latina 2008, sin saber la realidad de lo ocurrido.

Recibí una nota de agradecimiento de Carolina, y otra de queja de Edith Foresi,; es el relato de ambas de lo ocurrido realmente.

De los "palos" de Edith, transfiero esos "palos"a los que NO AYUDARON, NI LES INTERESÓ.

"Todas las puertas se cerraron" me transmitió Edith.

Estamos en Argentina, reflexiono yo.


De cómo un taxista argentino le robó el trono a una Reina.


HUIRSE BELLINA JORGE ALBERTO

EDITOR RESPONSABLE








viernes, 23 de mayo de 2008

ALFONSO LUNA DIRECTOR DE MARKETING DE GOOGLE INC. HISPANOAMERICA





Ya no estamos supeditados a la programación.

Internet cambió la ecuación de poder

Alfonso Luna, director de Marketing de Google para América latina, pronostica que en 4 años el 80% de los contenidos será "on demand".

“Ya no estamos supeditados a la programación. Internet cambió la ecuación de poder”.

Habla de distribución de poder, democracia y responsabilidad.

“El gran mensaje es que la ecuación de poder cambia”, analiza.

Aunque podría ser un experto en ciencias políticas, la cita pertenece a Alfonso Luna, director de Marketing de Google para América latina.

Con entusiasmo, comparte los pronósticos que le dan a la inversión publicitaria On Line un lugar de cómodo privilegio en el futuro, uno que si para algunos está lejos, para Alfonso Luna está a la vuelta de la esquina.
“En cuatro años, el 80% la programación de Latinoamérica va a ser on demand, en lugares como la Argentina y Chile donde la infraestructura de telecomunicaciones es madura”, predice el ejecutivo que compartió una charla con infobaeprofesional.com.

La empresa se encuentra en proceso de difusión de su Centro Latinoamericano de Educación y Asistencia Empresarial en Tecnologías Google Advertising (Goobec), un portfolio de servicios de educación y asistencia profesional destinado a formar recursos especializados en Google Advertising y a asistir a clientes y futuros anunciantes en el uso de las soluciones de marketing y publicidad que ofrece la empresa.

Para desarrollarlo, sellaron una alianza con la firma de servicios de educación CTT Corporation. El primer servicio que Goobec ofrece al mercado es un curso de formación profesional en AdWords, principal herramienta publicitaria del buscador.

Luna, que tiene responsabilidad sobre la estrategia del buscador en todos los países donde tienen operaciones en la región (México, Brasil y la Argentina), dice que cada vez más empresas planean estrategias de branding integrales dentro en la web, es decir que se valen no sólo de las posibilidades que pone a la mano el portal de búsquedas, sino también su red de videos YouTube y el servicio Google Maps.

Sin perder oportunidad para criticar el sobredimensionado uso de la publicidad que hace hoy Facebook (empresa que pertenece a su competidor Microsoft Corporate), Luna alerta sobre la forma en que los anunciantes sostienen su presencia en las redes sociales. “

Si entras a disparar banners, la comunidad te va a rechazar”, comenta, y desliza: “Hace poco firmé una petición para sacar los anuncios de Facebook.

Si les di mi educación en el perfil, ¿por qué me disparan algo que no necesito?”.Como todo lo que produce esta compañía que hace sólo días abrió oficinas en nuestro país (siempre “a lo grande”), el encargado de marketing se hace eco sobre las especulaciones en torno a las facilidades que ofrecerán los aparatos móviles de almacenamiento digital en algunos años: “Para el 2020 vamos a tener dispositivos con 650 terabytes que podrán almacenar todo el contenido producido por la humanidad”.-Según anunciaron, están lanzando Goobec con el fin de “lograr una inversión inteligente de los presupuestos de marketing y publicidad”.

En ese sentido, ¿cuán subexplotadas están hoy sus herramientas? ¿Qué se están perdiendo de hacer los anunciantes?-Hay que ver esto en la perspectiva de un mercado liderado por dos grandes fuerzas o fenómenos.

En primer lugar, esta es una tecnología nueva, irruptiva.

El mercado no sólo debe aprender a manejarla, sino también el ecosistema que hay alrededor, de gente que provee o que recibe la nueva tecnología como servicio o producto enteramente nuevo, como lo fue en algún momento la tecnología celular.

En segundo lugar, y este es el fenómeno más interesante, en este caso la tecnología tiene un rol diferente al de otras formas de hacer publicidad que eran exclusivas de los grandes anunciantes. Cuando se trata de radio y TV, hay dos grandes categorías de anunciantes: los que pueden hacer publicidad masiva y los que no.

Hasta que llegaron este tipo de acciones (como AdWords) la pequeña empresa solo tenía dos opciones, o quizás tres: pautar en las páginas amarillas, en los anuncios clasificados o hacer una promoción en la calle, es decir repartir panfletos. Era un mundo limitado.

Ahora se amplía el horizonte, no hay barreras de entrada. Puedes anunciar en AdWords con lo que tienes en el bolsillo en el momento y, si se te acaba la plata, detienes la campaña. Eso es fascinante, las posibilidades de este nuevo marketing son amplísimas.Pero la democratización de la publicidad exige una gran responsabilidad de enseñar a la gente a usarla. Si bien es sencilla -no tiene nada de magia negra-, en Latinoamérica hay una tendencia al aprendizaje dirigido. Respondiendo a esa necesidad lo que hicimos fue asociarnos con esta compañía (CTT Corporation) con mucho prestigio y presencia en 12 países de la región, para desarrollar un primer contenido para que las empresas dejen las paginas amarrillas y puedan abrir su horizonte.Hay gente que dice “yo puedo solo”, y otra que dice “quiero trabajar con un tercero que me de el servicio pero que no sea una agencia grande porque no lo puedo pagar”. Para esa gente, una de las consecuencias será que surgirán una cantidad de google advertising proffesionals, que serán certificados.

La idea de esta oferta es que se certifiquen y que si quieren hacer de ese conocimiento un negocio, que lo hagan.

-¿Qué tipo de crecimiento augura para la publicidad en la web frente a otros soportes?-

La publicidad interactiva crece tres o cuatro veces más que la tradicional dependiendo del país. Mientras la tradicional crece entre 3 y 4%, la on line crece alrededor de 26%. En el futuro toda la publicidad va a ser interactiva, la TV se va a trasmitir por Internet, todos los medios tendrán componentes de interactividad.

En un momento dado, dos cosas van a suceder: la inversión y el monto de trabajo de los medios tradicionales se trasladará a los interactivos. Lo que no quiere decir que las compañías tradicionales se vayan a quedar así como están, ustedes son un ejemplo de esto.

-¿De qué manera modifica todo esto el consumo?
-Es claro que los hábitos de los consumidores cambian de forma fundamental.

Cada día más, las personas tienen más música almacenada en dispositivos portátiles. Con la TV pasa lo mismo, la gente ve los contenidos cuándo y cómo quiere.

Ya no estamos supeditados a la programación. Eso modifica los hábitos del consumidor; antes sabías que las posibilidades de encontrar a la gente frente a la TV eran altas y además lo que se presentaba era lo que tú definías, las personas no tenían ingerencia en la programación.

En cuatro años, el 80% la programación de Latinoamérica va a ser On Demand, en lugares como la Argentina y Chile donde la infraestructura de telecomunicaciones es madura.

Las ofertas de TV IP serán cosa de todos los días. Así como llegó el cable a nuestras casas, llegará la TV IP.Hoy, el iPod con capacidad de almacenamiento más grande tiene 160 GB de capacidad. Uno de los investigadores de Seagate (compañía de tecnología) dice que la densidad de almacenamiento se duplica cada año, es decir que para el 2020 vamos a tener dispositivos con 650 terabytes que podrán almacenar todo el contenido producido por la humanidad.

Lo interesante es que cuando eso suceda no habrá necesidad de supeditarse a la programación de TV. Tendré todos los partidos de la Libertadores, las telenovelas y las películas que más me gustan ahí.-¿Esto facilitará la obtención de contenido gratuito?-No necesariamente, la TV on demand no es libre, la renta de películas tampoco. El gran mensaje es que la ecuación de poder pasa de las firmas televisoras al consumidor.

-¿Aumentará la piratería?-

Si y no. Si eso fuese así, Apple no se habría convertido en el retailer de música más grande de los Estados Unidos.

Acaban de desplazar a Wall Mart como el minorista más importante.

Con la piratería en Internet pasa lo mismo que en el mundo real.

-¿Cuál es la mayor falencia que observa en las estrategias publicitarias de los anunciantes?-

La primera es que, dependiendo del país que analices, el cliente con acceso a Internet se pasa entre el 20 y 25% de su tiempo conectado a Internet, y entre 25 y 30% viendo TV.

Sin embargo, en la mezcla de medios, el 60% de la inversión va a TV y entre el 1 y 2% a Internet. Es como poner un anuncio en la playa, pero viendo a mar adentro.

La segunda falencia es que muchos clientes que han comenzado a trabajar con AdWords necesitan aprender más.

Como en todo mercado, en los ciclos de adopción de tecnología hay 4 categorías:

1) Los innovadores, personas dispuestas a ayudar a desarrollar el producto, gente con resistencia al riesgo, autodidactas.

2) Los earlyadopters, gente más pragmática, menos aventurera, que no busca la tecnología por la tecnología misma, con mucha tolerancia al riesgo, dispuesta a aprender y a trabajar para que funcione.

3) Gente más pragmática que espera que alguien más pruebe las novedades, que necesita el ecosistema de soporte y, finalmente...

4) Los reacios a las nuevas tecnologías. Lo que tratamos de hacer es que la tecnología recorra ese ciclo y que se vaya adoptando.

Crípticos.

No es una novedad que Google esquiva definiciones precisas acerca de cuántas ganancias le reportan sus distintos productos y servicios.

De todos modos, Alfonso Luna aporta crípticas referencias sobre el tema.

-Si bien no suelen difundir cifras sobre los ingresos que reportan sus herramientas, ¿qué referencia se puede tener sobre el crecimiento de Adwords en América Latina?-
-Hay que decir que en la Argentina está disponible hace sólo dos o tres años; es una industria bien incipiente.

Podemos decir que hay un crecimiento de tres dígitos cada año.

La adopción es muy acelerada.

-¿Qué industrias están adoptando la herramienta más rápidamente?-
-Las industrias de viajes han sido tempranas en la curva de adopción, así como la financiera.

Este año comenzamos a ver ejemplos de gente que hace branding alrededor de esto combinando marketing en motor de búsqueda con elementos como YouTube y Google Maps, elementos que forman parte de la experiencia del usuario.

Hay quienes dicen “no se puede hacer branding en un motor de búsqueda” cuando es totalmente lo contrario, es el lugar adonde vas a buscar respuestas y soluciones para tu vida.

Estamos entrando en una nueva ola de branding, en la cual la percepción de la marca en Internet es fundamental.

Si a los usuarios no les gusta algo, hoy harán un video, una cadena de mails o una comunidad en Facebook para decir que determinada marca es una porquería.

Hace 20 años, ¿cuál era tu opción para quejarte como cliente? La mayor herramienta era llamar a tus amigos y contarles lo que te había pasado.

Con Internet cambió toda la distribución de poder entre la firma y el individuo.

-En una charla sobre videoadvertising, ejecutivos de YouTube plantearon que al ser un sitio de videos hecho casi en un 100% por la gente, la presencia de las marcas es muy cara…-

El costo comparado con otros medios es más bajo, el alcance es más alto y la visualización es voluntaria.

En un canal de TV la empresa puede mostrarte estudios que dicen “creemos que te vieron tantos”, acá no, la gente hizo click y lo vio.

Hay un contador exacto. Hay una gran diferencia en la posibilidad de medición y en el retorno de la inversión.

Hoy tuvimos una entrevista con uno de los principales bancos del país (México) y los números son comparativamente más bajos.

El número de visualizaciones en YouTube es de miles de millones.

- ¿Qué dificultades encuentran las marcas para hacer branding en las redes sociales?-
-Hay cosas para ser críticos sobre cómo se usan las redes sociales: si las vas a usar con igual paradigma que a la TV, para disparar impresiones, no entres en Facebook.

Hoy sucede eso, cuando en realidad debes usar la interactividad, participar integrar al cliente, buscar una estrategia de marketing que genere comunidad.

Si tienes los usuarios manejando tu marca, diciéndote qué es, cómo hacer marketing, tú puedes dedicarte a echarte aire.

Hay que entrar así, si entras a disparar banners la comunidad te va a rechazar.

Hace poco firmé una petición para sacar los anuncios de Facebook, se disparan anuncios de MBA que no me interesan. Si les di mi educación en el perfil, ¿por qué me disparan algo que no necesito?

En cambio, si a mi, que monto bicicleta de montaña, me acercan sutilmente una forma de comprar los guantes para hacer deporte, me interesa.

Si la marca genera mala sangre, estás perdido.

-Hace algunas semanas Yahoo presentó en la Argentina sus servicios de mobile marketing. En otros países ustedes están activos con estas herramientas ¿Tienen planes de entrar al negocio en la Argentina?
-En Google maduramos las tecnologías antes de ponerlas al mercado y lo otro es que debe existir un valor económico que lo sostenga, debe haber un retorno de la inversión para el operador y la plataforma.

A título personal creo que lo que va a pasar es que la gran mayoría de los teléfonos serán Smart Phones (con browser de Internet).

La experiencia del iPhone es muy cercana al browsing en la PC.

Dado los ciclos de reemplazo de las tecnologías de celulares para ese entonces la gran mayoría va a tenerlo y ahí va a explotar el marketing en el mobile.

Además, se podrá usar la plataforma que se usa en Internet.

Será la combinación de dos cosas: experiencia en computadoras que se acercan al teléfono, con interfaces de usuario más ricas en interactividad.

Fuente: María Celeste Danón, © infobaeprofesional.com

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